Quizás lo primero sea presentarme, para poneros en antecedentes del porqué de mi visión de la Isla de la luz (y no del hielo como su nombre indica), soy el Farero en las redes sociales, apasionado fotógrafo nocturno que emprendió a finales de septiembre de este año un viaje soñado, miento, un sueño en toda regla, a esta maravillosa tierra indómita, junto con un grupo de locos como yo, dentro del marco de un taller de fotografía que organizábamos mi amigo y socio Iván Sánchez y yo.
Lo segundo que debo explicar posiblemente sea lo de hacer fotos por la noche, si, se puede, es la contestación que les damos a los guardia civiles cuando nos visitan en nuestras salidas nocturnas, y con una ceja levantada y la mano derecha sobre la funda de la pipa, nos preguntan que coño hacemos en mitad del monte a las 2 de la mañana pasando un frío del carajo, y jugando con linternas. Tras 5 minutos de reconciliación acabamos comparando quien la tiene más grande…la linterna. Curioso el mundo nocturno.
Al recibir la invitación de los chicos de islandiaattractions.blogspot.com para narrar cual fue mi experiencia en Islandia, dudé el enfoque que debería darle, ya que ellos en su web tienen gran cantidad de información práctica y varios diarios viajeros muy útiles, que yo utilicé en la preparación de nuestro viaje. Y pensé que quizás lo mas interesante era darle un enfoque mas personalizado, ya no solo por mi vivencia personal, si no y mas importante, también como siente y ve esta maravillosa tierra alguien relacionado con el mundo fotográfico, y ese ha sido mi objetivo, espero que os entretenga y sea útil.
La isla de la luz
El principal aliciente que tiene Islandia para los locos noctámbulos como yo, es la posibilidad de disfrutar del baile de las auroras en entornos naturales espectaculares. Los que hayáis viajado allí, sabréis que es mucho mas que eso, sin embargo es su San Benito e irán de la mano juntos. Ahora bien desde el punto de vista fotográfico, Islandia nos ofrece una variedad brutal no solo de paisajes, si no de momentos de luz mágica, el porqué, desde mi humilde opinión responde a dos razones: su meteorología cambiante y el ángulo de elevación del Sol respecto de la Tierra.
Hablemos primero de la meteorología islandesa, cuando lees que es cambiante, no piensas que pueda serlo tanto, para que os hagáis una idea, en un mismo día tuvimos un solo radiante sin apenas nubes al despertar, nubes a las 3 horas, lluvia torrencial a las 6, nubes con sol mas tarde, nieve al anochecer y un frío y un viento considerable por la noche. Esto provoca que tengas momentos muy interesantes para tomar fotos, y sobretodo variedad de ambientes (el que no se consuela es porque no quiere), y la app del tiempo chamuscando de su uso: ¿cuando dejará de llover?
Esto es algo curioso, los islandeses, de igual forma que les pasa a los asiáticos que viven cerca del ecuador, no se interesan mucho sobre el tiempo que va a hacer, ¿Qué mas da si voy a hacer lo mismo?
Por otro lado tenemos que el Sol, en primavera y otoño principalmente, nos muestra una luz que hace las delicias de los fotógrafos, una luz mas cálida con un ángulo de incidencia sobre el paisaje muy interesante, ya que no cae a plomo (vertical), si no de forma lateral, resaltando volúmenes y texturas, con crepusculares muy largos, sin las prisas típicas que tenemos en España, por ejemplo, donde esa luz solo dura unos minutillos.
Hasta este año no conocía la oscuridad, cierto, al llegar a Madrid y de vuelta a mi casa en la sierra, donde se supone que la contaminación lumínica es baja, me pareció que era casi de día, y eso que no había salido la luna. Tras 7 noches en Islandia, uno se da cuenta de lo que es una noche de verdad, pese haber pasado varias en Pirineos por ejemplo, la luz ambiente no es comparable, este es otro aspecto muy interesante para fotografiar por la noche.
Otro detalle a destacar es la limpieza del aire, y no me refiero solo al tema de la contaminación ambiental, si no de la visibilidad, permitiéndonos realizar tomas con un campo de visión kilométrico, en la imagen siguiente podeis ver a lo que me refiero, un reflejo casi perfecto de las montañas en Stokksnes (ojo la foto tiene truco, ¿cual es el reflejo y cual la realidad?). Notareis al leerme que estoy con el babero puesto, y es que solo recordar las sensaciones vividas allí, me producen un cosquilleo delicioso, como cuando te enamoras.
Y hablando de enamorarse, si Islandia tiene un carácter, se me asemeja al de algunas mujeres (como la mía), una tierra maravillosa llena de matices, de luz, y rincones por descubrir, que un día se despierta dulce y cariñosa, y en un instante muestra todo su carácter y personalidad indomable, salvaje y deliciosa al mismo tiempo, porque así es ella.
Autor: Paco Farero
Edición: Juan, IslandiaAttractions.blogspot.com
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